Cuando una idea es buena, es buena. Y cuando no es tan buena, la hacemos buena de pura repetición. Esa es la naturaleza humana, y es especialmente cierto con la ciencia ficción, porque, seamos realistas: es muy difícil ser completamente original. Si no que se lo pregunten a ese remake tan extraño de La Fuga de Logan que se aproxima a nuestras pantallas. En serio, no esperamos que todo sea súper innovador siempre. Pero hay cinco tópicos que ya se han gastado. Finito. No se pueden usar más.
1. El planeta temático
Esto en realidad es difícil de perder de vista, porque su origen es uno muy claro: es muy difícil para nosotros, que pensamos por analogía, pensar que en un mundo pueda haber una riqueza y variedad climática como la de la tierra. Les propongo un ejercicio: tomen la Tierra. Piensen en ella. En los polos, en los desiertos, en las junglas, en las montañas y en los archipiélagos. Y ahora piensen en una galaxia entera llena de planetas, cada uno con sus polos, sus desiertos, sus junglas, sus montañas y sus archipiélagos. Ahora, intenten darle a cada uno de los millones de planetas una personalidad propia. ¿Qué tal les ha salido el experimento? Ya me parecía.
Infractores célebres: Tatooine, Dagobah, Coruscant, Kashyyk y casi cualquier otro planeta de la Galaxia Star Wars. El paraíso Fhloston en El Quinto Elemento.
2. El Imperio Maligno
De verdad, ¿qué clase de pesimismo antropológico es ese? ¿Tan difícil nos resulta imaginar un futuro en el que no estamos oprimidos por un poder absoluto y malvado? Lo cierto es que si bien la historia humana no destaca por su amor por la democracia -más bien hay una cierta tendencia hacia todo lo contrario- la mayoría de los imperios históricos han sido esencialmente benévolos, y habitualmente sólo han caído cuando esa benevolencia ha sido superada por la corrupción y la ineptitud, más que por la maldad patente y deliberada. Claro, que luchar contra la Burocracia suena mucho menos romántico.
Elegantemente evitado: en Firefly. La Alianza es un estado democrático con algo de trapos sucios, pero en esencia no es malvada.
3. La historia se repite
Sí. La historia se repite casi tanto como los lugares comunes. Pero eso es una cosa y otra muy distinta es que, dos mil quinientos años en el futuro, o a cuatro millones de pársecs de distancia, un episodio particularmente conocido de la historia humana se repite casi paso por paso. Cambiando los nombres, poniéndole a todo el mundo una túnica absurda o un esquijama de brilli-brilli y con rayos láser donde hubo lanzas o mosquetones, pero por lo demás indistinguible. Lo de que está todo inventado es una excusa muy vieja, señores. Hagamos un esfuerzo.
Infractores célebres: la saga de la Fundación de Asimov, especialmente en sus tres primeras entregas, es un calco indiscutible -y de hecho reconocido- de la caída del Imperio Romano.
4. Muerto el perro se acabó la rabia
Es muy frecuente que la ciencia ficción retrate una lucha contra la tiranía y la injusticia. Por taquigrafía narrativa, se tiende a concentrar toda la tiranía y toda la injusticia en un personaje, que habitualmente viste de negro y se ríe haciendo mwa-ha-ha-ha-ha. El problema de dicha taquigrafía narrativa es que todos los esfuerzos se concentran en acabar con el tipo malo, y llegado el momento de defenestrarlo, lo normal es que ya se haya acabado la película y no haya tiempo de considerar las ramificaciones de haber decapitado un sistema político y social. No, eso se resuelve con una fiesta y, a ser posible, con un pueblo primitivo pero entrañable haciendo algún tipo de danza tribal. Igualito que en Iraq, vamos.
Infractores célebres: casi todos los episodios de Doctor Who acaban con el Doctor y su(s) companion(s) marchándose alegremente en la Tardis sin pensar demasiado en que, al día siguiente, toda esa gente tiene que ir a trabajar.
5. A todas partes en nave espacial
El día que inventen las naves espaciales, esas que entran y salen de la atmósfera como si nada, yo seré el primero en alegrarme. Pero dudo mucho que se convierta en el único medio de locomoción. Igual que ahora utilizamos aviones, automóviles, ferrocarriles y barcos, cada cosa para lo que sirve, en el año 4517 probablemente ocurra igual. Sin embargo, en la mayoría de ejemplos de ciencia ficción, todo el mundo viaja a todas partes, da igual lo cerca que estén, en cosas-que-vuelan. Teniendo en cuenta las complicaciones del tráfico aéreo con unos pocos miles de aeronaves volando en rutas prefijadas, lo siento, pero lo dudo mucho.
Infractores (hilarantemente) célebres: en Futurama, una serie que hace de reírse de los tópicos de la cifi una forma de vida, se regodean especialmente en este. Los empleados de Planet Express utilizan la nave para ir absolutamente a cualquier sitio, incluso cuando otro medio de transporte sería notablemente más eficiente: por ejemplo, de Nueva York a Washington D.C.
Fuente: ALT1040
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