¿Cuántas diferencias existen entre la fotografía original de una modelo y
la foto retocada que aparece en la portada de una revista o en el
cartel de una película? Las matemáticas tienen la respuesta, como acaban de demostrar dos investigadores del Dartmouth College (EE UU), que han desarrollado un método que cuantifica el nivel de retoque de una fotografía.
Según exponen Hany Farid y Eric Kee en un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), estas imágenes altamente idealizadas se asocian a trastornos alimentarios e insatisfacción con la imagen corporal en hombres, mujeres y niños. Tanto es así que la Asociación Americana de Medicina ha adoptado recientemente un política para desalentar que las fotografías se alteren de modo que promuevan expectativas poco realistas sobré cuál es la imagen corporal adecuada.
No obstante Farid y Kee aseguran que la prohibición no puede resolver totalmente el problema, y sugieren que hay que pedir a los anunciantes que informen, con veracidad y exactitud, de la medida en que una imagen ha sido alterada. Así, proponen un sistema de clasificación que tenga en cuenta las prácticas comunes, tales como el recorte y el ajuste de color, mientras que proporciona la evaluación de otros tipos de modificaciones que cambian drásticamente la apariencia de una persona. En su estudio, los autores han tenido en cuenta alteraciones geométricas tales como el adelgazamiento de las piernas, el ajuste de la simetría facial, y la corrección de la postura; así como las manipulaciones fotométricas que incluyen la eliminación de arrugas, bolsas bajo los ojos y manchas de la piel.
Según los investigadores, además de como un método cuantitativo para evaluar las alteraciones digitales de fotografías su fórmula también puede servir como elemento de disuasión contra el retoque extremo.
Según exponen Hany Farid y Eric Kee en un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), estas imágenes altamente idealizadas se asocian a trastornos alimentarios e insatisfacción con la imagen corporal en hombres, mujeres y niños. Tanto es así que la Asociación Americana de Medicina ha adoptado recientemente un política para desalentar que las fotografías se alteren de modo que promuevan expectativas poco realistas sobré cuál es la imagen corporal adecuada.
No obstante Farid y Kee aseguran que la prohibición no puede resolver totalmente el problema, y sugieren que hay que pedir a los anunciantes que informen, con veracidad y exactitud, de la medida en que una imagen ha sido alterada. Así, proponen un sistema de clasificación que tenga en cuenta las prácticas comunes, tales como el recorte y el ajuste de color, mientras que proporciona la evaluación de otros tipos de modificaciones que cambian drásticamente la apariencia de una persona. En su estudio, los autores han tenido en cuenta alteraciones geométricas tales como el adelgazamiento de las piernas, el ajuste de la simetría facial, y la corrección de la postura; así como las manipulaciones fotométricas que incluyen la eliminación de arrugas, bolsas bajo los ojos y manchas de la piel.
Según los investigadores, además de como un método cuantitativo para evaluar las alteraciones digitales de fotografías su fórmula también puede servir como elemento de disuasión contra el retoque extremo.
Fuente: muyINTERESANTE
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