ROBOT CANGURO.

 

 

La compañía alemana Festo ha estudiado a fondo, durante dos años, una obra maestra de la ingeniería natural: el cuerpo de los canguros.

 

Los tendones de sus patas (sobre todo el de Aquiles, muy desarrollado) le permiten saltar cada vez más rápido sin cansarse. Como señalan en Festo, es un modelo de eficiencia energética que podría servir de inspiración para mejorar la resistencia de los coches y otros ingenios mecánicos.

 

Con siete kilos de peso y un metro de alto, BionicKangaroo emula asombrosamente al marsupial australiano gracias a una certera combinación de tecnología neumática y eléctrica. El simpático robot también recupera y almacena la energía cinética cuando se posa en el suelo tras dar sus saltos, que alcanzan hasta 80 metros centímetros hacia delante y 40 centímetros en vertical.

 

Un pequeño dispositivo absorbe y proporciona el aire comprimido necesario, mientras que un tendón artificial de goma hace las veces de muelle cuando da los brincos. Servomotores en la cola y las patas proporcionan el movimiento y controlan el equilibrio.

 

Festo, que ya ha creado otros ingenios biónicos –gaviotas, libélulas, pinguinos…– no va a comercializar el canguro robótico, pues su único propósito es mostrar las posibilidades de esta tecnología.

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