El concepto de Web 2.0 ha quedado obsoleto
Parece que tenemos un poco más de definiciones concretas sobre el modo en que se está desarrollando Internet y lo que viene a futuro: el concepto de Web 2.0 ha quedado obsoleto (ya pasaron 7 años desde su nomenclatura) y ahora entramos en un punto de definir a la siguiente fase, aunque todo indica que la Web 3.0 ya llegó hace rato y también ha quedado atrás. Repasemos: el término 2.0 fue acuñado por el especialista en software y código Tim O’Reilly en 2004 y ahora, en una conferencia que brindó en Madrid en la V edición del Foro Internacional de los Contenidos Digitales (FICOD), O’Reilly dijo que la denominación ha quedado “obsoleta” y que lo que se impone es la movilidad y la nube.
Por eso, como explica la especialista española en marketing digital María José López, lo que viene (en realidad lo que ya llegó) es la fusión entre la Web y el Mundo real, lo que O’Reilly junto al periodista John Battelle llamaron en 2009 Web Squared o Web² (Squared en castellano es “al cuadrado”). ¿Cuál es la diferencia principal? La inteligencia. Así como la 2.0 concebía a la red como una gran participación común (comunidades, aplicaciones, blogs, redes sociales, alojamiento de videos, wikis), la Web² potencia todo esto y le suma lo que venimos observando en los úlimos tiempos: el filtrado, la inteligencia colectiva y sobre todo la fusión y convergencia entre lo virtual y lo real, lo que López denomina como Realidad Aumentada.
Y la cada vez mayor participación social y la aparición de sensores (smartphones, cámaras) alimentando las aplicaciones y plataformas, hacen que la Web ya no crezca aritméticamente, sino exponencialmente, de ahí el término Web al cuadrado. Por lo tanto, la Web² viene a ser la Web 2.0 multiplicada, una Web Ubicua.
La Web 4.0 de hoy
Tim O’Reilly explicó en Madrid que la transmisión de conocimiento a través de la red convierte a los internautas en “un cerebro único” y en una “mente global”, advirtiendo la simbiosis hombre-máquina, que para él es fundamental, ya que lo importante no es el dispositivo sino los servicios a los que está conectado y que adquieren sentido a partir de la información que le facilitan distintos sensores, poniendo como ejemplo un GPS.
Cuando el término Web 3.0 se mencionó por primera vez en 2006, se hizo foco en la inteligencia artificial, la aparición de las máquinas inteligentes. IBM, siempre un paso adelante, desarrolló este año una supercomputadora llamada Watson que ganó una ronda de tres juegos seguidos de Jeopardy, un concurso de TV de EEUU con preguntas sobre historia, literatura, bellas artes, cultura popular, ciencia, etc; la máquina venció a los dos máximos campeones y ganó un premio de 1 millón de dólares, que la empresa donó a obras de caridad. La idea de IBM y también de Google, es utilizar esta inteligencia artificial para una de las herramientas más preciadas del marketing: conseguir información única. Por caso, se menciona que están desarrollando la novedad de predecir qué canciones serán un éxito, tomando como base información de las webs de música de las universidades.
La movilidad, que borra las barreras preexistentes entre lo virtual y lo real, y que nos proporciona una Web más rápida y personalizada, también llegó. José Luis Orihuela, experto en el campo de las nuevas tecnologías, lo pone en claro con un par de ejemplos: “Cuando haces una compra en un portal de Internet (mundo virtual), en tu cuenta de banco hay tantos dólares menos (mundo real)“. Y esa compra, claro, puede hacerse desde cualquier sitio donde uno se encuentre online (con un teléfono o una portátil).
El otro de los conceptos que para O’Reilly hoy tienen valor es el de la nube, término conocido como computación en la nube (Cloud Computing), donde se ofrecen servicios de computación a través de Internet. Aquí, la información se almacena de manera permanente en servidores de Internet y se envía a cachés temporales de cliente, lo que incluye equipos de escritorio, centros de ocio y portátiles, eliminando de a poco los dispositivos de hardware de traslado de información y ahorrando energía, aunque también corriendo el riesgo de no obtener lo que es nuestro si por algún motivo no se puede acceder a Internet.
El futuro y el presente
La Web Ubicua, antes mencionada, supone que está ‘u’ de ubicuidad -cualidad que ancestralmente sólo se atribuía a los Dioses, ya que un contexto teológico se refería a una deidad que está presente a un mismo tiempo en todas partes en forma omnipresente- dota a los usuarios de la posibilidad de estar en todas partes, en todos los entramados sociales, teniendo a mano todas las novedades y las tendencias existentes. Hablamos aquí de una Web U (Web You, en inglés, para decir que la Web es Nuestra).
El gurú Raymond Kurzwei, empresario y científico especializado en ciencias de la computación e inteligencia artificial, vaticinó que en 2029 las computadoras tendrán la potencia de proceso equivalente a la de un cerebro humano, lo que permitirá desarrollar un nuevo sistema operativo Web y avanzar en el campo de la nanotecnología. Kurzweill predice que dentro de 18 años podremos dialogar de forma natural y online con una agente virtual inteligente, a través del cual se podrán realizar operaciones bancarias o de comercio electrónico. Para acceder a Internet, habrá medios delgados, ligeros, portátiles y con muy alta resolución, integrado a los vehículos, y donde existirán implantes neuronales con acceso directo a la Red que mejorarán las funciones cerebrales superiores como la memoria, la velocidad de aprendizaje y la inteligencia en general. Aquí, deberíamos hablar de Web Cerebral.
Pero estamos terminando 2011 y en plena fase de transformación de procesos: todo es una gran Web 2.0 aumentada, multiplicada, dotada de inteligencia colectiva y donde se fusiona lo virtual y lo real, que podemos denominarla Web 4.0 (la Web 2.0 al cuadrado). En poco tiempo se sumará a grandes volúmenes la inteligencia artificial y tal vez mucho antes de 2029 veamos aplicado el concepto de Web Cerebral. Mientras, esta fase 4.0 sigue avanzando, transformándose y progresando, con el ideal de mejorar la calidad de vida humana, de brindar soluciones y de sociabilizar (más y mejor para todos) su uso y acceso. El logro será que la idea se convierta en acción y ésta en concreción.
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