El televisor oloroso ya existe, aunque sus posibilidades pueden ser asquerosas

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Hace unos días os hablábamos de un dispositivo para oler los videojuegos, así que tampoco es de extrañar encontrarnos con un televisor capaz de emitir olores. El prototipo de este apestoso televisor, presentado en una conferencia de realidad virtual de la IEEE, ha sido desarrollado por un equipo de investigadores japoneses de la Universidad de Agricultura y Tecnología de Tokyo.

Una vez asimilado que la tecnología ya permite almacenar y reproducir olores, el funcionamiento de este televisor no es muy complejo: cuatro ventiladores situados en las esquinas del televisor emanan una serie de vapores que nos hacen llegar los olores. La idea es que los olores nos pueden llegar por un lado concreto para completar la sensación de que el olor procede del punto que más interese según lo que estemos viendo.


El sistema Olor-o-Visión en el cine

Que un televisor sea capaz de reproducir olores es una novedad, pero el uso de olores para completar la experiencia multimedia del cine es algo con lo que se ha experimentado incluso antes de que el cine dejase de ser mudo.

La primera vez que una sala de cine experimentó con olores fue en 1916. Estos experimentos con olores se repitieron en décadas posteriores y aunque a lo largo de los años se fueron perfeccionando las técnicas para trasmitir los olores, nunca llegaron a triunfar entre el público.

En 1982 el director de cine John Waters hizo un experimento con su película ‘Polyester’. En la “versión Odorama” de dicha película se repartían tarjetas a la entrada del cine que se rascaban en momentos concretos y se podían oler. Recuerdo que esta técnica se volvió a repetir en 2003 con el estreno de la película de animación infantil ‘Rugrats: Vacaciones salvajes’.

Como experiencia multimedia es una gran idea, pero como complemento de ocio creo que puede ser un fracaso total. Vivimos en una sociedad que por norma oculta los olores. Con excepción de ciertas cosas, como pueden ser los alimentos o las flores, cuyos olores nos suelen evocar sensaciones agradables, solemos ocultar nuestro propio olor y el de otros seres vivos. Es algo cultural.

Imaginad la cantidad de olores desagradables que podríamos encontrarnos en según que películas de acción o de terror, por no hablar del problema que supondría que al terminar la película esos olores no se fueran de nuestro salón.

No sabemos cuanto habrá que esperar, pero el día menos pensado puede que una moda nos traiga los televisores con Olor-o-Visión y podamos saber como olía Bruce Willis en ‘La Jungla de Cristal’ o entendamos mejor al Coronel Kilgore cuando decía aquello de “el olor a napalm por la mañana” en ‘Apocalypse Now’.

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