Una piel artificial que cambia de color

¿Una piel camaleónica flexible? Lo que parece ciencia ficción es ahora una realidad gracias a un equipo de investigadores de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.) que ha creado un nuevo material muy delgado, flexible y que cambia de color a voluntad simplemente empleando un poco de presión.






























“Esta es la primera vez que alguien ha fabricado una piel camaleónica flexible que puede cambiar de color simplemente doblándola”, afirma Connie J. Chang-Hasnain, coautora del estudio.

Para lograrlo, los ingenieros grabaron características diminutas en una película de silicio 1.000 veces más delgada que un cabello humano, seleccionando una gama de colores capaz de ser reflejada por este material, dependiendo de la presión o flexión que se ejerza sobre él. Así, los colores de la superficie del nuevo material, en vez de requerir un cambio de composición química para su cambio, únicamente es necesario controlar las características de la superficie a escala mínima para que interactúe y refleje longitudes de onda de la luz (se trata de un mecanismo similar al empleado en la naturaleza por algunas mariposas y escarabajos para mostrar colores iridiscentes).

Así, para lograr el control del color, los investigadores graban filas de crestas en una sola capa delgada de silicio permitiendo que estas reflejen una longitud de onda muy específica de luz. Modulando el espacio entre las barras se consigue el cambio de color.

El primer prototipo de esta piel camaleónica tiene 1 centímetro cuadrado de silicio y crea colores brillantes desde el verde, amarillo, naranja o rojo a través de una gama de 39 nanómetros de longitud de onda, aunque esperan poder perfeccionarlo en el futuro y conseguir un abanico más extenso de colores.

¿Qué aplicaciones podría tener este tipo de material? Lo cierto es que podrían ser muchas. “El siguiente paso es hacer esto a escala más grande. En ese momento, esperamos poder encontrar aplicaciones en el entretenimiento, la seguridad y la vigilancia”, explica Chang-Hasnain.

El estudio ha sido publicado en la revista Optica.

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