En los últimos años se viene hablando mucho del fenómeno de las ‘smart cities’ o ciudades inteligentes.
Pero ¿por qué están estrechamente relacionadas con la tecnología y a
qué se refieren exactamente? ¿Qué hace que sean el sueño de todo
complejo urbano a nivel global?
Charbel Aoun, presidente del Segmento ‘Smart Cities’ de la compañía
especialista en gestión de energía Schneider Electric, parece tener la
respuesta. “No es un concepto. Es una labor conjunta. Se trata de la integración de la tecnología a través de estrategias destinadas a una mayor sostenibilidad, bienestar de los ciudadanos y desarrollo económico-ambiental”, afirmaba el experto durante la celebración en París del Editor’s Day 2015 de la empresa.
Las ciudades actuales de todo el mundo se enfrentan a enormes retos como la polución,
apagones, congestión, delincuencia, deudas y costes crecientes, entre
otros. Convertir estos problemas en soluciones y avances es el lema que
mejor define al término ‘smart city’. Aoun estima que en el año 2025 sólo 88 ciudades podrán presumir de ser inteligentes. Y de las 200 que se prevé construir en los próximos 20 años, sólo un 20% será producto de esta especie de revolución.
Para que estas cifras crezcan, se hace necesario un involucramiento de los recursos necesarios para que las ciudades sean más eficientes, sostenibles y habitables,
explica. Y los ciudadanos juegan un papel importante en esta tarea:
“para construir una ciudad inteligente se necesitan personas
inteligentes”.
Con el fin de conseguir mayor eficiencia, se debe poner especial
hincapié en un mayor control sobre los sistemas de la ciudad. Además, la información necesita ser compartida de forma más operativa, a través de la mejora de las tecnologías de comunicación como Internet.
Por otro lado, expone, para que los complejos urbanos sean más sostenibles, es fundamental reducir notablemente las emisiones de carbono y consumo de energía,
logrando a la par una gestión más prudente de los recursos naturales.
En este punto, ahorrar en costes operativos y perseguir disminuir la
necesidad de inversiones masivas son otros dos de los grandes retos.
Por su parte, una mayor habitabilidad se logrará si conviven dos aspectos primordiales: el aumento de la competitividad global y un mayor aprovechamiento del tiempo de los ciudadanos.
Y esto no se logra sin inversiones en capital humano, -como la
educación permanente-, mejora de las infraestructuras de transporte, y
sistemas de Gobierno más participativos.
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