Demasiados chats. Demasiados ideogramas, emoticonos y stickers. Demasiadas apps. La comunicación por mensajes es una nueva Babel.
Cada aplicación tiene a los usuarios en un corral cerrado, y la
comunicación entre ellos es imposible. Y así toca tenerlas todas
instaladas, o recurrir -a veces- a los viejos SMS y a las llamadas.
Pero, al final, de lo que se trata es de comunicar con todos.
Cuando una aplicación no tiene a todas las personas que nos importan,
nos cansa, la abandonamos. Que tenga emoticonos más o menos graciosos,
poco importa. Si falta gente, falta todo lo esencial. Y así van cayendo, una a una, las alternativas a WhatsApp y Facebook, respectivamente el chat y agenda del momento.
Disponibilidad y efectividad: eso es lo que le
pedimos a la próxima app de comunicaciones. Debe conectarnos con el
mayor número de personas posible con el menor coste posible. ¿Y quién es
el único que tiene las cartas listas para ganarle la partida a
WhatsApp, LINE y Facebook? Google.