Se ha ideado un nuevo y revolucionario enfoque para montar grandes
estructuras -incluso aviones y puentes- a partir de pequeños componentes
"multiuso".
Unos investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Estados Unidos,
han desarrollado un concepto de estructura modular ligera cuyos
pequeños bloques pueden ser ensamblados unos con otros de un modo no muy
distinto a como se ensamblan las piezas multiuso de un juego de
construcciones infantil.
El nuevo material podría revolucionar el
montaje de aviones, vehículos espaciales y estructuras aún más grandes,
tales como diques y atracaderos.
La innovadora estructura
modular, que se basa en las citadas piezas pequeñas e idénticas
acoplables entre sí, se parece en algunos aspectos a la cota de malla.
Las piezas, basadas en la nueva geometría que Kenneth Cheung ha desarrollado con Neil Gershenfeld,
forman estructuras que son 10 veces más rígidas, a igual peso, que los
materiales ultraligeros existentes. Pero esa no es la única ventaja del
nuevo diseño estructural. Las estructuras de esta clase también puede
ser desmontadas y vueltas a montar con facilidad, permitiendo así
reparaciones que de otro modo resultarían inviables, e incluso es
factible reciclar los componentes para darles nueva vida en una
configuración diferente.
Las piezas pueden ser producidas en cantidades industriales. De hecho, Gershenfeld y Cheung están desarrollando un sistema robótico
para que ensamble cantidades enormes de estas piezas, fabricando alas y
fuselajes de aviones, e incluso puentes enteros, entre otras
construcciones.
Con los procesos actuales de fabricación, y
empleando materiales compuestos convencionales, los cuales están hoy en
día presentes en todo tipo de enseres, desde palos de golf
y raquetas de tenis hasta piezas del avión Boeing 787, cada componente
básico se fabrica de una pieza, o sea como una unidad continua. Por lo
tanto, la fabricación de grandes estructuras, tales como las alas de los
aviones, requiere usar grandes fábricas a fin de reducir la cantidad de
piezas individuales que deben unirse unas a otras en el montaje final.
Este requisito implica, por ejemplo, que las fábricas en las que se
producen componentes del Boeing 787, deben contar con instalaciones y
naves industriales de dimensiones enormes.
La nueva técnica permite que, a igual peso, una cantidad de material menor que la necesaria con los procesos industriales
tradicionales, soporte la misma carga. Esto no sólo podría reducir el
peso de los vehículos, lo que a su vez recortaría significativamente el
consumo de combustible, sino que también podría reducir los costes de
construcción y montaje, al tiempo que permitir una mayor flexibilidad de
diseño. El nuevo concepto de estructura modular resulta especialmente
útil para vehículos y otras máquinas que necesitan una gran movilidad
En el trabajo de investigación y desarrollo también han participado Joseph Kim y Sarah Hovsepian.
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